La propensión en tener gripes y catarros depende de la eficacia del sistema defensivo, pero también del estado del “terreno”. La alimentación juega un papel esencial en que nuestros tejidos sean o no el caldo de cultivo apropiado para los microorganismos.
¿Son inevitables?
Llega el otoño, y con él los primeros catarros. Dos y tres gripes o catarros por año se asumen como inevitables. Pero ¿lo son realmente? Mientras unas personas sucumben a las sucesivas epidemias de gripe y son sensibles a los cambios de temperatura, a otras parece que nunca les afecta nada ¿Por qué será?
De abordar cualquier proceso con antibióticos, estamos pasando a una actitud más prudente, más orientada a la prevención. Hay quien opta ya por mejorar “sus defensas” en cuanto llega el otoño. Este es un concepto que nos es familiar. Al fin y al cabo vivimos en una sociedad “a la defensiva” y nos resulta fácil de comprender. Pero si queremos que este enfoque resulte plenamente efectivo, necesitamos ampliar un poco más nuestra visión.
El terreno
Vamos a servirnos de ciertas analogías. En el campo, las plagas no invaden cualquier zona, sólo determinado tipo de cultivos, en determinados terrenos, nunca en zonas silvestres pero sí en las plantaciones humanas. ¿Por qué? Por la misma razón que la comida que se pudre atrae los insectos y los mohos, por el mismo motivo que el agua estancada promueve el crecimiento de algas y todo tipo de organismos. Es el estado del terreno el que determina qué especies vegetales y animales van a proliferar.
En nuestro caso, ese” terreno” son nuestros tejidos. Si éstos están demasiado sobrecargados, intoxicados y atascados serán más proclives a sucumbir ante el ataque de virus y bacterias. Ofrecen un “caldo de cultivo” apropiado y además nuestro sistema inmunitario no funciona igual de bien. Por otra parte, se sabe que unos tejidos acidificados por una dieta inapropiada favorecen las infecciones.
Las defensas
Nuestro sistema de defensa depende como todos los demás sistemas de un nivel óptimo de todo tipo de nutrientes. Una dieta compuesta por mucho producto elaborado y poco producto fresco, “comida rápida”, bollería y azucares refinados no es precisamente una “dieta para la inmunidad”.
Por el contrario, una dieta nutritiva y completa pero limpia, con alimentos frescos e integrales, preferentemente de cultivo biológico que son más ricos en micronutrientes, permite un mejor funcionamiento de nuestro sistema de defensa. Por otra parte, si nuestro sistema respiratorio está recargado de mucosidad, es más fácil entrar en un proceso catarral que implique una eliminación incrementada de moco.
MEDIDAS PREVENTIVAS
Mantén limpio tu sistema. Procura que tu dieta contenga una buena proporción de alimentos ricos en agua y micronutrientes, que ayudan a limpiar: verduras, algas, cereales integrales, legumbres preparadas con vegetales. El producto animal que tomes que sea en cantidad moderada y sin grasa. Utiliza métodos de cocción suaves: vapor, salteado breve, estofados, y evita frituras y gratinados, grasas animales, hidrogenadas y saturadas. Evita productos refinados, especialmente el azúcar. Según la medicina oriental, son principales productores de moco son los productos lácteos, el trigo, el azúcar. Si tienes este problema, sustituyelos por una temporada para ver qué pasa. Si ya has “caído” con un catarro, una dieta de limpieza ayudará a resolver el proceso en menos tiempo. Verduras, algas y frutas evitarán que tus tejidos se acidifiquen en exceso.
- Mejora tus defensas
La mejor forma de mejorar las defensas es haciendo una dieta no sólo limpia, sino también rica en micronutrientes: elige en lo posible alimentos de cultivo biológico y complementa tu dieta con polen de abeja, levadura de cerveza, germen de trigo y algas. Si necesitas potenciar aún más tu sistema inmunológico, puedes tomar:
- Vit C., especialmente si fumas, ya que cada cigarrillo consume 25 mg. de vit. C, razón por la que los fumadores enferman más a menudo.
- Echinacea en extracto o comprimidos de la planta.
- La Uña de Gato y el Pau d’Arco están más indicadas para personas con sistema inmunitario deprimido y problemas de infecciones recurrentes.
- El ejercicio físico y la sauna son también estimulantes del sistema de defensa.
Lo que sirve para curar también sirve para prevenir:
- Ajo. Entre sus muchas propiedades, está la de ser un excelente antibiótico, siempre y cuando se consuma crudo. Si su sabor te resulta fuerte, puedes tomar cápsulas con su aceite. La cebolla tiene propiedades similares.
- Limón. Es un excelente limpiador del sistema linfático, por lo que resulta fundamental para tener un sistema poco proclive a las infecciones, y en especial cuando se repiten las amigdalitis. Un zumo de limón cada mañana es un excelente preventivo. (Tomar con pajita para no estropear el esmalte de los dientes).
- Propóleo. Es un producto de la colmena con propiedades antisépticas. Se elabora en extracto, que puede tomarse en gotas.
- Tomillo. Es una planta muy nuestra, cuya infusión tiene notables propiedades antisépticas, excelentes en todo proceso catarral.
Isabel F. del Castillo.
Diplomada en Medicina Tradicional China
Especialista en Nutrición y Dietética
Autora de: La revolución del nacimiento
No hay comentarios:
Publicar un comentario